El marcado CE no es una marca de calidad ni implica, por tanto, que el producto ofrece unas garantías o prestaciones de calidad extras; el marcado CE es el cumplimiento de unos requisitos mínimos relacionados con la seguridad y un requisito imprescindible legal para que se pueda comercializar un producto. El hecho de disponer de marcas de calidad no exime de la obligación de disponer del marcado CE.
En el caso de productos de construcción el marcado CE implica que el producto cumple las previsiones de la DPC (Directiva de Productos de Construcción) vía especificaciones técnicas armonizadas, incluyendo los procedimientos de evaluación de la conformidad.
Si el producto está sometido a otras Directivas en referencia a otros aspectos, que también estipulan la fijación del marcado CE, el marcado CE indica que el producto cumple también los requisitos esenciales de estas otras Directivas.
De esta forma el marcado CE demuestra que el producto cumple todos los requisitos legales necesarios para ser puesto en todo el Mercado Interior Europeo (y usado con el nivel de prestaciones requerido considerando las reglas de aplicación de edificación en el lugar de empleo).